Entre las 82 propuestas adjudicadas en el Fondo Vinculación con el Medio 2022 que promueve la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV) entre sus unidades académicas, Centro Regional Ceres se adjudicó 4 proyectos orientados a generar instancias de encuentro con agricultores, agrupaciones comunitarias de carácter medioambiental y adultos mayores.
Bajo la línea “Nuevas iniciativas”, se adjudicó el proyecto “Alimentando cuerpo y alma: desarrollo de una huerta comunitaria como espacio de alimentación y encuentro para adultos mayores de la comuna de Quillota”. En éste, la propuesta será liderada por la encargada de Extensión y Educación, Francesca Cid, con el apoyo de Andrea Flores, gestora del proyecto Estrategia Agroalimentaria de Quillota, las que por medio de 4 talleres se abordarán diversas dimensiones para la construcción participativa de una huerta comunitaria, y la promoción de un espacio para el diálogo de saberes y entretención de las y los participantes.
“La adjudicación de este proyecto nos permite consolidar una vinculación con un segmento de la población con la que no hemos trabajado tan arduamente, como lo son los adultos mayores y, a su vez, nos faculta para implementar una de las acciones desarrolladas en el marco de la Estrategia Agroalimentaria de Quillota, lo que nos pone muy felices”, precisó Cid.
Una segunda propuesta lleva por nombre “Encuentro de comunidades por el rescate del agua” que será dirigida por la Dra. Roxana Lebuy, directora del programa Paisaje, Territorio y Desarrollo Rural (PTDR). Con esta inicitiva, se esperar crear un espacio de diálogo con comuneros de Olmué y compartir conocimiento ancestral, técnicas para el uso eficiente del agua y prácticas desarrolladas en el marco del proyecto ANID “Restauración Ecológica de Laderas Degradadas por la Agricultura”.
“Este proyecto nos permitirá reforzar los resultados del proyecto ANID y buscar como centro, junto a las y los agricultores, el camino para enfrentar el cambio climático, así como ya lo han hecho las comunidades agrícolas desde 2018 y, con ello, generar los espacios para conversar e intercambiar conocimiento con el resto de la macrozona centro”, afirmó Lebuy.
En la siguiente línea de postulación al Fondo VcM, el centro logra adjudicarse dos iniciativas enmarcadas en la categoría “Actividades de Diálogo y Divulgación del Conocimiento”. Entre ellas, aparece la propuesta “Agroecología como herramienta de gestión para organizaciones comunitarias de carácter ambiental”, elaborada por Diego Machuca, encargado de la Unidad Productiva Agroecológica, donde se desarrollará un catastro de las organizaciones comunitarias de carácter medioambiental de Villa Alemana y reunirlas en un intercambio de conocimiento sobre prácticas agroecológicas.
“Esta actividad consiste en cuatro talleres, tanto teóricos como prácticos, que buscan entregar nociones básicas de la agroecología, para luego tener una experiencia directa en la Unidad Productiva de centro Ceres. Allí, podrán conocer las labores diarias en la producción de hortalizas y frutales, con el objetivo de aplicar ese conocimiento en la implementación de una huerta comunitaria. Creemos que este tipo de iniciativas les permitirá acceder a una poderosa herramienta y contribuir al cuidado del medioambiente”, detalla Machuca.
Otro de los proyectos adjudicados, fue la iniciativa “Capacitación sobre estrategias sostenibles para manejo de plagas hortícolas, basadas en la incorporación de unidades de biodiversidad funcional push and pull, orientadas a agricultores de la región”. En la propuesta, Camila González, investigadora del programa Manejo Territorial de Insectos, retoma la vinculación con participantes de los Núcleos de Aprendizaje Participativo (NAPs) asentados en Cabildo, La Ligua y Olmué; y los convoca nuevamente a reunirse en diversas jornadas de aprendizaje participativo sobre estrategia de control biológico mediante el uso de bandas florales.
“La iniciativa busca romper paradigmas de la agricultura convencional, ya que las soluciones que serán transferidas no son reactivas y avanzan hacia un nuevo modelo de control de plagas agrícolas, el que propone conservar y aumentar, a través del tiempo las poblaciones de insectos benéficos y de preferencia autóctonos mediante el manejo del hábitat en los sistemas productivos”, comentó Camila González, investigadora del programa MTI.
