Como una oportunidad para desarrollar alternativas de manejo ecológico de insectos, el Gryon aetherium Talamas, nombre científico del parasitoide registrado por la candidata a Magister Rocío Rojas-Gálvez en conjunto con investigadores del programa Manejo Territorial de Insectos (MTI) de centro Ceres, con lo cual se entra a la discusión de cómo generar planes de manejo para el control biológico de la chinche pintada.

Lo anterior, se plantea en el estudio “Gryon aetherium Talamas(Hymenoptera, Scelionidae):Parasitoid of Bagrada hilaris (Burmeister) (Hemiptera, Pentatomidae) Adventite in Chile” y que contó con la participación de centro Ceres, la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), Agroadvance, el Instituto Nacional de Investigación sobre Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente de Francia (INRAE), y el Departamento de Agricultura y Servicios del Consumidor en Florida, Estados Unidos.

Durante 2016, la chinche pintada llega a Chile y se propaga en la zona central, afectando a diversas especies vegetales, principalmente de la familia de las brásicas, entre ellas, el repollo, el brócoli, el kale, pack choi, y otras hortalizas. Con ello, se instalan medidas de control que consisten en la aplicación reiterada de insecticidas convencionales y que, de alguna manera, parece un tanto ineficaz, según explica el artículo.

Ante ese escenario, el programa MTI inició el diseño de una estrategia que permitiese reducir el daño causado por Bagrada hilaris, a través de unidades de biodiversidad funcional tipo push and pull, apuntando a descartar el uso de agroquímicos. Desde ahí, un resultado sustantivo salta a la discusión gracias al hallazgo del Gryon como un agente de control biológico para la chinche pintada, el que luego del trabajo en laboratorio demostró una tasa de parasitismo del 80% en los ensayos preliminares.

De esta manera, se convierte en una oportunidad para desarrollar iniciativas de control biológico y, con ello, reducir la población de chinche pintada mediante el uso de enemigos naturales con un menor impacto ambiental y sustentable a largo plazo. Para tal caso, la Dra. Marta Albornoz, directora del programa MTI y co-autora del estudio, explica que “su uso disminuye el impacto negativo que producen las plagas tanto en lo económico, social y ambiental, aportando la sustentabilidad de cualquier actividad agrícola en el ámbito de la sanidad del cultivo”

“Haber identificado la presencia de un enemigo natural de Bagrada hilaris abre las puertas para nuevas investigaciones, ya que nos permite por ejemplo investigar: cuál es su capacidad como controlador biológico y/o qué labores debemos realizar en los cultivos para mantenerlos en los sistemas productivos y puedan llegar a regular la plaga. Esto es de gran valor, ya que apunta al objetivo central del programa que es desarrollar estrategias de manejo sustentable que puedan ser transferidas a los agricultores”, agrega Albornoz.

** Este estudio estuvo enmarcado en el proyecto I+D Bagrada hilaris y fue financiado por ANID Regional/Centro Ceres/Proyecto R18F10004 ** Fotografía propiedad de N. Rocío Rojas-Gálvez et al. / Journal of Hymenoptera Research 87: 493–501 (2021) **

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