Crema de brócoli, queque de zanahoria, palitos de betarraga, falafel y humus de garbanzos; fueron algunas de las recetas que aprendieron y probaron más de 30 vecinos y vecinas de la comuna de Quillota que no dudaron para inscribirse en los talleres de gastronomía saludable que dictó Claudia Valencia, tallerista y estudiante en chef, en el marco del proyecto FIC-R 2017 “Red de Núcleos de Aprendizaje Participativo” de Centro Ceres, en colaboración con el Centro Comunitario de Salud Familiar (CECOSF) Ruta Norte de Quillota.
La iniciativa dividida en dos sesiones apuntó a incentivar una alimentación saludable con recetas de fácil preparación y con un sabor muy particular. La cita se llevó a cabo en la sede vecinal Villa Dr. Sagre, donde los participantes vestidos con mandiles y usando sus propios utensilios pudieron degustar de una serie de recetas con alimentos cultivados completamente sin pesticidas en la Unidad Productiva Agroecológico del Centro Regional Ceres, ubicado en La Palma.
Anabella Leyton, trabajadora social de CECOSF Ruta Norte, explica que ambas jornadas abordaron dos principales objetivos. El primero, orientado a reconocer la relación de la salud con la alimentación, donde se incluyen todas aquellas variables que inciden en mejorar el estado de las personas y, desde ahí, el vínculo que posee con su entorno. Y, en segundo lugar, promover la co-responsabilidad que posee la comunidad como agentes activos en la promoción de una vida saludable.
“Nosotros tenemos la claridad de que existe una relación directa entre el cómo nos alimentamos y la forma que procesamos los alimentos, cómo vivimos nuestras emociones, entregándole una mirada integral, no solo una física, sino de reconocer que todo lo que hacemos tiene impacto en nuestra salud”, recalca Leyton.
A su vez, Claudia Valencia, estudiante de gastronomía y tallerista, quiso rescatar el trabajo colaborativo entre ambas instituciones, invitando a la comunidad a atreverse a cocinar de manera saludable. “Debemos motivar a la gente a comer sano y consumir productos orgánicos como una forma de respetar nuestros cuerpos, además de enseñarles que se puede comer rico con productos baratos y ser usados en diversas preparaciones”, recalcó.
